CALLOS A LA MADRILEÑA, UN HOMENAJE A LA GASTRONOMÍA

Los callos a la madrileña son uno de los elementos más reconocidos de Madrid. Este guiso se ha convertido, con el paso del tiempo, en uno de los grandes iconos de la capital de España.

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Este típico plato de la gastronomía madrileña goza de una gran fama a lo largo y ancho del planeta y aquellos interesados en la gastronomía española deben probarlo sin duda alguna.

Los primeros registros de los callos a la madrileña datan de finales del siglo XVI y principios del XVII, donde existen varios documentos que recogen de manera explícita la existencia de esta receta en el libro ‘Guzmán de Alfarache’ de Mateo Alemán. “Revoltillos hechos de las tripas, con algo de los callos del vientre”, cuentan las páginas de esa publicación. Su elaboración parte de las tripas de la vaca como ingrediente principal de este plato, que nació en las tabernas y acabó en prestigiosos restaurantes. Se sirve caliente en una cacerola de barro y acompañado de jamón, chorizo o morcilla, y suele ser bastante económico debido al bajo coste de sus ingredientes.

Existe una versión de los callos pero a la gallega, un poco diferente a la versión madrileña. Y es que, en Galicia, los callos suelen servirse acompañados de garbanzos, ingrediente que no incluye la versión elaborada en Madrid. En cuanto al resto, ambas versiones tienen elementos en común como el chorizo, panceta, cebolla, morcilla o laurel, entre otros. Respecto a la preparación, tanto los callos gallegos como los madrileños son prácticamente idénticos.

Los callos a la madrileña son más que un simple plato; son un símbolo de la rica tradición culinaria de Madrid y de España, con la capacidad de transformar ingredientes humildes en una experiencia gastronómica memorable.

Callos a la madrileña